Talking about the world

Aceptar cambios

De nuevo la oficina se siente tranquila, solo se escucha el sonido de los ventiladores luchando por enfriar todas nuestras computadoras. Probablemente soy uno de los pocos que aún sigue aquí, solo he visto pasar a unas dos personas en las últimas horas. No quiero volver a escuchar las quejas del gerente, pero tampoco puedo dejar el trabajo hecho a medias.

He escuchado que muchos compañeros simplemente aceptan lo que sea que la IA les arroje, le hacen mínimos cambios y lo entregan, cada vez más esta es la tendencia de cualquier profesión. Cuando entra alguien nuevo a trabajar empiezan con energía, trabajando a la par con la IA, pero poco a poco se ven consumidos por ella.

Ese día el gerente se fue temprano a lo que después supe fue el cumpleaños de su hija pequeña. Todos parecen cómodos con la idea de dejar el trabajo a la deriva de una máquina, pero como juzgarlos si justo las ventas se dispararon cuando anunciamos el uso de IA en la empresa. Lo que no contaron es que usamos un modelo viejo que apenas pudieron pagar y que pone a nuestras máquinas al borde del sobrecalentamiento.

Sigo el flujo del trabajo, una vez más introduzco los datos para la creación del video comercial y espero pacientemente el resultado. Marky, el agente de IA designado a nuestro departamento se toma su tiempo para analizarlos, mientras veo como el personaje animado camina por la pantalla por centésima vez. Durante este tiempo lo común es hacer otra cosa mientras esperas, pero solo me quedo viendo la pantalla mientras escucho un poco de música, porque tengo el pensamiento absurdo de que si la miro Marky se apurará.

Cuando le presto atención a la música me doy cuenta de que la letra no tiene sentido, es otra canción desconocida que se coló en mi lista de reproducción así que le doy a saltar hasta que porfín toca una canción que me gusta. Es una molestia esta música generada que cada vez es más y más extraña, no entiendo cómo eso puede salir al público después de las supuestas revisiones, este mundo de verdad esta…

Victor igual me dice lo que muchos me han dicho: no te esfuerces tanto, no es un trabajo tan serio. Miro el chocolate que al parecer según la etiqueta pesaba un kilo, eso ya no me daba tanta confianza para comerlo así que lo dejo por un lado.

Finalmente Marky termina de hacer el video, esta era la segunda ronda de revisiones que hacía y probablemente sería la última, podría ser un programa viejo pero es efectivo. Creo haber escuchado que tenía un 80% de eficacia, si es que el anuncio no mentía.

Al revisar el video parece que Marky hizo un buen trabajo, integró bien las sugerencias que hice y marcó todos los criterios que eran necesarios para la campaña. Sin embargo, una llamada hace que pare el video a 20 segundos de terminar de verlo.

“¿Quieres aceptar los cambios?” Una ventana emergente me despierta, Marky atento como de costumbre seguía esperando mi respuesta. No tengo tiempo para esto.

Salgo a la calle apurado y trato de tomar un taxi por la aplicación de mi celular, pero solo me encontré con un anuncio que decía “fuera de servicio, intente más tarde”. La desesperación hizo que mis pies se movieran por cuenta propia, empecé a correr, ¿Desde hace cuánto que no corría? mis piernas me responden con dolor, mi respiración con pesadez y mis pies con incomodidad por mis zapatos nuevos.

Al fin encuentro el pequeño lugar de bicicletas de renta, viejas y apunto de oxidarse, pero aún funcionales. Paso mi tarjeta y la máquina libera la bicicleta, al principio la bicicleta se tambalea junto conmigo tratando de encontrar balance pero unos cuantos segundos después parece encontrar su camino y mi cuerpo se acostumbra a la inestabilidad. Puede que el GPS de mi celular no funcione, pero el recuerdo de las calles aún no se borra de mi memoria. Rápido, podré llegar en 10 minutos.

A unas calles del hospital ya puedo ver ambulancias rompiendo el viento, los carros prácticamente varados en la calle sin poder pasar. Entro al hospital y el caos es aún más notorio: pacientes entrando en apuro, el salón de urgencias enlatado de personas y doctores yendo y viniendo, lentamente trato de sumergirme entre el mar de personas. Le pregunto a una enfermera por mi madre y me dice que entró a cirugía, amablemente y con pasos rápidos me guía a la sala de espera.

Me reúno por fin con mi hermano, nos abrazamos y ambos soltamos todas las lágrimas que habíamos estado guardando. Nos sentamos en silencio porque estamos tan ansiosos que no podemos decir ni una palabra, pasamos el tiempo volteando a vernos cada tanto con comprensión y una angustia afilada.

El doctor sale de la habitación después de más de dos horas, él nos da una noticia agridulce. Por una parte la cirugía había salido bien, pero por otro lado nuestra mamá viviría con una discapacidad, además de enfrentar un largo proceso de recuperación. Nos sentimos aliviados de que ella siguiera con vida, sin embargo, el resentimiento se notó en la mirada de mi hermano y en el puño de mi mano. El doctor después de eso se esfuma por el pasillo, hay muchos más pacientes por atender. Es la enfermera quien nos da las indicaciones de que es lo que seguirá, a donde la trasladarán, qué será de ella.

Justo recibo una notificación en mi celular. Es el símbolo de la empresa, probablemente un mensaje del gerente enojado de que me haya ido sin terminar el trabajo. Me sorprendo al ver la animación de Marky diciendo: “Debido a su inactividad, se han aceptado los cambios automáticamente”. Mi vista se nubló y solo oí el impacto del teléfono en el piso.

Este es el cuento que iba a enviar para un concurso, ya que se que dije que si lo iba a enviar esta vez, pero después de leerlo varias veces perdí el sentido de esto y me arrepentí. Además, no me sentía muy bien enviando datos personales por correo, cosa que pedían. Pensé que al menos podía compartirlo por aquí.

Gracias por leer (●'◡'●)

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