Aceptar cambios
De nuevo la oficina se siente tranquila, solo se escucha el sonido de los ventiladores luchando por enfriar todas nuestras computadoras. Probablemente soy uno de los pocos que aún sigue aquí, solo he visto pasar a unas dos personas en las últimas horas. No quiero volver a escuchar las quejas del gerente, pero tampoco puedo dejar el trabajo hecho a medias.
He escuchado que muchos compañeros simplemente aceptan lo que sea que la IA les arroje, le hacen mínimos cambios y lo entregan, cada vez más esta es la tendencia de cualquier profesión. Cuando entra alguien nuevo a trabajar empiezan con energía, trabajando a la par con la IA, pero poco a poco se ven consumidos por ella.
- Solo acepta los cambios y no te compliques, nadie va a notar si le falta una o dos comas, o si el fondo no combina del todo con el diseño. Es un anuncio para una hamburguesa, no es nada importante - Decía uno de los gerentes del departamento al novato hace unos días.
- Pero, no me tomará tanto tiempo y además el diseño causa gran impacto porque… - El gerente le cortó la frase para decir apurado:
- Tenemos que entregarlo en una hora, ¡tiene que quedar para ya! - Su tono sonaba irritado y su característico ceño fruncido estaba apunto de aparecer.
- Está bien…ya acepto los cambios para que quede listo y usted lo revise - Un poco derrotado pero también aliviado dio clic al botón en la pantalla, la cual les devolvió una luz verde que irradiaba la cara de ambos.
Ese día el gerente se fue temprano a lo que después supe fue el cumpleaños de su hija pequeña. Todos parecen cómodos con la idea de dejar el trabajo a la deriva de una máquina, pero como juzgarlos si justo las ventas se dispararon cuando anunciamos el uso de IA en la empresa. Lo que no contaron es que usamos un modelo viejo que apenas pudieron pagar y que pone a nuestras máquinas al borde del sobrecalentamiento.
Sigo el flujo del trabajo, una vez más introduzco los datos para la creación del video comercial y espero pacientemente el resultado. Marky, el agente de IA designado a nuestro departamento se toma su tiempo para analizarlos, mientras veo como el personaje animado camina por la pantalla por centésima vez. Durante este tiempo lo común es hacer otra cosa mientras esperas, pero solo me quedo viendo la pantalla mientras escucho un poco de música, porque tengo el pensamiento absurdo de que si la miro Marky se apurará.
Cuando le presto atención a la música me doy cuenta de que la letra no tiene sentido, es otra canción desconocida que se coló en mi lista de reproducción así que le doy a saltar hasta que porfín toca una canción que me gusta. Es una molestia esta música generada que cada vez es más y más extraña, no entiendo cómo eso puede salir al público después de las supuestas revisiones, este mundo de verdad esta…
- Hey, ¿todavía sigues aquí? ya todos se fueron, ¿qué tanto esperas? - Víctor se acerca feliz con unas bolsas del supermercado.
- Pues a Marky, ¿A quién más?¿Y tú por qué vuelves, te fuiste hace rato no?- Le contesto asomándome por encima de la pantalla.
- Justo te estaba buscando, hay noticias, noticias reales esta vez - Dice entre la risa.
- ¿Qué pasó, te encontraste otro cupón tirado en el piso? - Lo miro de reojo y vuelvo otra vez a la pantalla que dice ahora 85% completado.
- No, nada de eso, pero si me ahorré mucho dinero - Suelta una pequeña risa, esa risa de cuando hace alguna travesura, me siento intrigado y un poco preocupado. Hago un gesto para que continúe. Espero que no se haya robado algo.
- Bueno, pues resulta que hace una hora cambiaron las etiquetas de precios en el supermercado y todo estaba diez veces más barato, al parecer algún trabajador hizo el típico aceptar cambios sin revisar. Ahora mismo hay un caos en el supermercado porque llevan varias horas sin poder arreglarlo, pobres empleados, estaban pálidos de la cara- Se reía tanto, ya a este punto solo nos quedaba burlarnos de la situación. Yo traté de acompañarlo, pero mi risa sonaba algo forzada.
- Lo bueno es que logré comprar todo esto por la módica cantidad de dos dólares - Orgulloso, alza las dos bolsas en sus manos y las muestra como si fueran un trofeo de primer lugar.
- Yo creo que si corres aún alcanzas a comprar algo - Me aconseja con ese tono de diversión en su voz.
- No estoy interesado, además tengo que terminar esto - Marky saltando en la pantalla indicaba que le quedaban poco menos de 5 minutos.
- Como quieras, te dejo esto para que te dé energías - Arroja una barra de chocolate a mi escritorio y sale de la oficina tan pronto como vino.
Victor igual me dice lo que muchos me han dicho: no te esfuerces tanto, no es un trabajo tan serio. Miro el chocolate que al parecer según la etiqueta pesaba un kilo, eso ya no me daba tanta confianza para comerlo así que lo dejo por un lado.
Finalmente Marky termina de hacer el video, esta era la segunda ronda de revisiones que hacía y probablemente sería la última, podría ser un programa viejo pero es efectivo. Creo haber escuchado que tenía un 80% de eficacia, si es que el anuncio no mentía.
Al revisar el video parece que Marky hizo un buen trabajo, integró bien las sugerencias que hice y marcó todos los criterios que eran necesarios para la campaña. Sin embargo, una llamada hace que pare el video a 20 segundos de terminar de verlo.
- ¿Bueno?
- ¡Daniel! mamá tuvo un accidente, estaba hablando con ella y de repente se cortó la llamada… - Mi hermano sonaba agitado, su voz soportando el quiebre del llanto.
- Voy de camino al hospital - Continuó después de tomar un respiro.
- ¡¿Pero que te han dicho?, ¿Cómo está?, ¿Qué hospital?! - Mi corazón se aceleró y sentí ese conocido vacío del estómago.
- Parece ser que fue un accidente de carro, la llevaron al hospital San Antonio, el que está al sur de la ciudad, nos vemos allá…ese estúpido piloto automático…- Las últimas palabras se escapan lejos. Cuelga rápido y por un momento me quedo paralizado, hundido en esas últimas palabras que aunque apenas alcancé a escuchar, vuelan dentro de mi cabeza.
“¿Quieres aceptar los cambios?” Una ventana emergente me despierta, Marky atento como de costumbre seguía esperando mi respuesta. No tengo tiempo para esto.
Salgo a la calle apurado y trato de tomar un taxi por la aplicación de mi celular, pero solo me encontré con un anuncio que decía “fuera de servicio, intente más tarde”. La desesperación hizo que mis pies se movieran por cuenta propia, empecé a correr, ¿Desde hace cuánto que no corría? mis piernas me responden con dolor, mi respiración con pesadez y mis pies con incomodidad por mis zapatos nuevos.
Al fin encuentro el pequeño lugar de bicicletas de renta, viejas y apunto de oxidarse, pero aún funcionales. Paso mi tarjeta y la máquina libera la bicicleta, al principio la bicicleta se tambalea junto conmigo tratando de encontrar balance pero unos cuantos segundos después parece encontrar su camino y mi cuerpo se acostumbra a la inestabilidad. Puede que el GPS de mi celular no funcione, pero el recuerdo de las calles aún no se borra de mi memoria. Rápido, podré llegar en 10 minutos.
A unas calles del hospital ya puedo ver ambulancias rompiendo el viento, los carros prácticamente varados en la calle sin poder pasar. Entro al hospital y el caos es aún más notorio: pacientes entrando en apuro, el salón de urgencias enlatado de personas y doctores yendo y viniendo, lentamente trato de sumergirme entre el mar de personas. Le pregunto a una enfermera por mi madre y me dice que entró a cirugía, amablemente y con pasos rápidos me guía a la sala de espera.
Me reúno por fin con mi hermano, nos abrazamos y ambos soltamos todas las lágrimas que habíamos estado guardando. Nos sentamos en silencio porque estamos tan ansiosos que no podemos decir ni una palabra, pasamos el tiempo volteando a vernos cada tanto con comprensión y una angustia afilada.
El doctor sale de la habitación después de más de dos horas, él nos da una noticia agridulce. Por una parte la cirugía había salido bien, pero por otro lado nuestra mamá viviría con una discapacidad, además de enfrentar un largo proceso de recuperación. Nos sentimos aliviados de que ella siguiera con vida, sin embargo, el resentimiento se notó en la mirada de mi hermano y en el puño de mi mano. El doctor después de eso se esfuma por el pasillo, hay muchos más pacientes por atender. Es la enfermera quien nos da las indicaciones de que es lo que seguirá, a donde la trasladarán, qué será de ella.
Justo recibo una notificación en mi celular. Es el símbolo de la empresa, probablemente un mensaje del gerente enojado de que me haya ido sin terminar el trabajo. Me sorprendo al ver la animación de Marky diciendo: “Debido a su inactividad, se han aceptado los cambios automáticamente”. Mi vista se nubló y solo oí el impacto del teléfono en el piso.
Gracias por leer (●'◡'●)
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